He estado observando las aves durante casi 6 décadas. Aquí algo sobre aves, las personas, los lugares y aves marinas, más cualquier otro pensamiento de poco profundidad .....

domingo, 25 de mayo de 2008

ÉTICA

Tengo una pregunta ¿hasta dónde se debe o se puede ir en el estudio de una especie que te interesa? La pregunta es sencilla, la respuesta quizás menos. Me explico.
Esta mañana en el Guadalhorce, junto con Antonio Miguel y Antonio Toro, mientras estamos observando los patos y fochas desde el punto de observación en la laguna escondida vemos un hombre a final, con camera, que explica el por qué de todos los patos y fochas al otro lado de la laguna. Antonio Miguel atrae su atención y el hombre sale. Aparentemente es un biólogo/entomólogo universitario que está estudiando alguno insecto.
Bueno, siendo yo, le digo de lo poco inteligente que creo que es, aunque en posesión de un permiso para investigar, a meterse en una zona donde hay aves criando, que incluye la Malvasía cuya situación está catalogada. El hombre responde que el está estudiando un insecto raro, también catalogado, y que no hace daño a las aves, raras o no, que sabe donde se encuentran todos los nidos, que un ave no deja su nido, que el va allí cada domingo durante una hora (es la primera vez que Antonio Toro y yo lo hemos visto en nuestras vidas y nosotros sí estamos cada domingo), etc., etc.
Bastante asombrado por su arrogancia, que sólo su estudio es de importancia, que no pasa nada con las aves que crían allí porque el sabe donde todos crían, dejo el argumento por no decir algo más feo y molestar a Antonio Miguel, y sigo con Antonio Toro, el igualmente asombrado por el comportamiento del hombre y sus arrogante respuestas. Para mi era un clásico universitario, cuyo respuesta a la critica era una arrogancia de posición cara a la importancia de su investigación que ni siquiera otra especie rara merecía su consideración, con una respuesta verbal implícita de forma jesuita, ‘que el fin justifica los medios’. Obviamente, para mi era y es una respuesta muy poco aceptable.
Yo creo que su comportamiento es absolutamente reprobable y que os puedo asegurar que yo lo cuestionaré contra las autoridades competentes que recibirán la esencia de este escrito muy poco tiempo después de que ésta está en mi blog.

sábado, 24 de mayo de 2008

¿QUÉ PASA CON LOS LIBRITOS DE CAMPO Y DESCRIPCIONES?

Reconozco que soy viejo, incluso carca en algunos aspectos. Reconozco que el mundo ornitológico ha cambiado mucho y que habido mejoras increibles durante mis casi 60 años observando aves, sobretodo en el campo de la óptica y fotografía. Incluso admito que casi todos estos cambios son por lo mejor, pero creo que existe un campo donde los ornitologos modernos ignoran, han olvidado o incluso nunca han aprendido el viejo arte de observar un ave rara, tomar notas en algo que se llama el librito de campo y luego escribir una descripción a mano con un boligrafo o parecido. Es decir, se escribe sin una tecla y pantalla en frente, ese vendra luego en casa.
En estos últimos años más y más he visto que hay ornitologos, incluso algunos que conozco como buenos ornitologos de campo (o mar), que identifican un ave rara, y no sólo no anotan lo más básico (edad y/o plumaje, comportamiento, etc.), y que luego dan a saber a todos que han visto especie X y sin evidencia ninguna de su observación. Ricard lo publica en su excelente página rarebirdspain.
Si hay suerte, hay una(s) foto(s), da igual si son digiscopeadas (o como se llama) o no, pero por lo menos hay constancia. Pero ¿cuántas veces una foto no es ni puede ser determinante por cualquiera razón como distancia, luz, o angulo?
Así, vuelvo a mi pregunta original en la cabecera ¿qué pasa con las descripciones? Vamos a seguir el Comité de Rarezas de Eire (Republica de Irlanda) que prefiere fotos.
¿Desde hace cuándo que una foto puede mostrar las movimientos de la cola o captar selectivamente más que el ojo humano? Nunca.
Que una foto nunca miente es mentira total, gracias a Photoshop, que puede cambiar un colibri a .... ¡un Buitre Moteado!
¿Que pasa con el humilde librito que nadie quiere llevarlo al campo, que ve un poco de sol? ¿Estamos perdiendo la capacidad de escribir sin tecla o nuestro Blueberry o Blackberry (yo preferia cloudberries, ve mi blog sobre Noruego) o qué sea.
Por favor, vamos a intentar a tomar notas en el campo de las especies que nos interesan, no sólo de rarezas. Yo siempre anoto limicolas en el Guadalhorce. Siempre anoto todo que puedo sobre una rareza o posible rareza.
Algo que está escrito existe. Si no está escrito, no existe, porque la memoria humana es todo salvo infalible.
Intentalo, no es tan dificil, y con suerte dentro de 40 años quizás tengas tantos libritos guardados como yo. Y sí, son importantes, para mi, porque reflejan una buena parte de mi vida.
Y cuando lo palmo, mi herederos les mirarán, dirán, joder, qué de cosas guardaba el viejo, y tirar o reciclarlos. Me da igual, para mi eran importantes, y todavía lo son.